El océano azul para intérpretes
Redefiniendo el escenario. Creatividad, identidad, y propósito.
Redefiniendo el escenario. Creatividad, identidad, y propósito.
En el mundo del arte —y especialmente en la música— se nos enseña a estudiar, a perfeccionar, a dominar el repertorio, y a mantenernos fieles a la -tradición-. Para los músicos intérpretes, la excelencia técnica y la fidelidad a la obra (y al pensamiento del autor) son valores esenciales. Pero ¿Qué ocurre cuando todos perseguimos los mismos escenarios, audiciones, festivales y concursos? ¿Qué pasa cuando hay más talento que oportunidades? Nos encontramos, sin quererlo, en lo que se conoce como un océano rojo: un mercado saturado, competitivo, donde la lucha es constante y el desgaste emocional, inevitable.
Aquí es donde entra la estrategia del Océano Azul, un concepto empresarial que también puede iluminar nuestro camino artístico. Propuesto por W. Chan Kim y Renée Mauborgne, esta estrategia invita a dejar de competir en mercados saturados y, en su lugar, crear nuevas formas de valor donde la competencia es irrelevante. Traducido al lenguaje del intérprete, no se trata solo de tocar mejor, sino de crear espacios nuevos donde tu arte se transforme en una experiencia única y necesaria que aporte algo distinto y novedoso.
No es una invitación a abandonar lo esencial —la técnica, el repertorio, la formación—, sino a entender que eso es solo el punto de partida. Hoy más que nunca, los intérpretes que se atreven a explorar, combinar, comunicar y proponer están generando nuevos escenarios (en todo el sentido de la palabra): conciertos en espacios no convencionales, colaboraciones con otras disciplinas, proyectos con impacto social, experiencias inmersivas, formatos digitales originales, creación de comunidad, educación artística transformadora, etc.
¿Significa esto volverse emprendedor, gestor, creador de contenidos, productor? Tal vez. Pero, más que eso, significa asumir un rol activo en tu propio futuro artístico. Es dejar de esperar a ser "elegido" y comenzar a diseñar tu propio camino. Significa usar tu sensibilidad y formación para detectar necesidades culturales y emocionales que el arte puede tocar. Significa pasar de ser “uno más que interpreta” a ser “uno que transforma”.
Muchos músicos sienten que salirse del molde es traicionar la esencia del arte. Pero no se trata de sacrificar profundidad por visibilidad, ni de convertirnos en “influencers”. Se trata de ampliar nuestro campo de acción, de entender que la música no es solo un oficio técnico sino un lenguaje poderoso capaz de dialogar con el mundo actual. Y para eso, hay que atreverse a explorar más allá de los márgenes tradicionales.
El Océano Azul no es una fórmula mágica, pero es una invitación valiente a dejar de competir por lo poco y empezar a crear lo nuevo. Porque los intérpretes no solo reproducimos obras, también podemos abrir nuevos caminos.
Jesús Alcívar