El cuidado en la salud de los músicos
La guía El cuidado de la salud de los músicos (2.ª edición, mayo de 2024) es un documento clave para quienes trabajamos en el ámbito musical. Su lectura deja una premisa clara: el virtuosismo no debe alcanzarse a costa del dolor, el estrés o la pérdida auditiva. Más que una recopilación normativa, propone una transformación cultural en la manera de abordar la salud en el sector.
Uno de sus aportes más sólidos es el marco legal. Desde la Directiva 89/391/CEE hasta la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la autora demuestra que los músicos están protegidos por la misma normativa que cualquier otro trabajador. Se reivindica el derecho a la vigilancia de la salud específica y a la historia clínico-laboral, abriendo la puerta a exigir entornos seguros, sin ambigüedades jurídicas.
La guía también aporta un diagnóstico preciso mediante datos del Observatorio de Enfermedades Profesionales. El índice de incidencia en el sector artístico es de 33,4 por cada 100.000 trabajadores; la mayoría de los casos registrados son trastornos musculoesqueléticos y exposiciones al ruido. Esta cuantificación permite dejar atrás la percepción subjetiva del malestar y avanzar hacia una prevención fundamentada.
Identifica cuatro riesgos principales: sobrecarga biomecánica, exposición acústica, estrés psicológico y sedentarismo. También se incluyen afecciones emergentes como la distonía focal y el síndrome de Satchmo. Este enfoque clínico específico ayuda a visibilizar realidades comúnmente ignoradas en contextos formales de trabajo.
Lo más destacable es su orientación práctica. Se ofrecen protocolos detallados para la vigilancia de la salud, listados de síntomas, recomendaciones ergonómicas y criterios para la evaluación de incapacidad temporal. Se proponen además herramientas como apps de biofeedback postural, revisiones audiométricas anuales, rutinas de activación neuromuscular y pausas periódicas para evitar sobrecargas.
La propuesta no se limita al cuidado individual. Defiende el concepto de Empresa Saludable, basado en la participación activa, el retorno de la inversión en salud y el liderazgo organizacional comprometido. Se sugiere crear comités de salud con representación artística, adaptar el mobiliario, regular los niveles de exposición sonora y fomentar una cultura laboral que priorice el bienestar como condición para la excelencia.
En conclusión, esta guía representa una síntesis entre arte, derecho y ciencia aplicada. Como intérprete y gestor cultural, considero urgente difundir y aplicar sus recomendaciones. La salud del músico no puede seguir siendo secundaria. Cuidarnos no es solo una necesidad personal, sino una responsabilidad colectiva que mejora la calidad, la sostenibilidad y la humanidad de nuestra práctica profesional.
Buena salud a todos!