El arte es efímero, con huella sempiterna
El arte es efímero, con huella sempiterna
Una canción que escuchaste en un momento clave de tu vida, una obra de teatro que te hizo ver el mundo con otros ojos, una película que te conmovió hasta las lágrimas, una pintura que te dejó sin aliento… El arte tiene el poder de emocionarnos, de transportarnos, de hacernos reflexionar y de dejarnos una huella que perdura mucho más allá del instante en que lo experimentamos.
Pero detrás de cada obra, hay una historia que muchas veces pasa desapercibida: horas interminables de ensayo, años de formación, sacrificios personales, dudas y obstáculos que parecen insuperables. Crear arte no es solo inspiración, es disciplina, entrega y un compromiso constante con la creatividad y la excelencia.
Muchos artistas enfrentan el desafío de que su trabajo sea visto como un simple pasatiempo o de que su esfuerzo no siempre se traduzca en estabilidad económica. Sin embargo, su impacto en la sociedad es invaluable. El arte nos une, nos permite explorar emociones y nos ayuda a darle sentido al mundo. Es un reflejo de nuestra cultura, de nuestras luchas y aspiraciones, de lo que somos como humanidad.
A lo largo de la historia, el arte ha sido un motor de cambio. Ha dado voz a quienes no la tenían, ha inmortalizado momentos clave y ha desafiado las normas establecidas. Las grandes revoluciones, las luchas por la libertad y los movimientos sociales han encontrado en la música, el cine, la literatura y las artes visuales una forma de expresión poderosa y transformadora. Imaginar un mundo sin arte es imaginar un mundo sin emoción, sin memoria, sin identidad.
La próxima vez que disfrutes de una presentación, de un concierto, de una obra literaria o de cualquier expresión artística, tómate un momento para valorar todo lo que hay detrás. Y si tienes cerca a un artista, un músico, un bailarín, un actor, un escritor o cualquier creador… recuérdale cuánto aprecias su trabajo.
Porque el arte, aunque efímero en su forma, deja una huella eterna en quienes lo experimentan.
Jesús Alcívar