La salud mental del músico
-Estas reflexiones surgen a partir de los aportes compartidos por el psicólogo especialista en músicos Guillermo Dalia Cirujeda, durante su charla en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC)- FEB 2025
La vida del músico está rodeada de mitos. Desde edades tempranas, imaginamos el futuro en los escenarios, soñamos con interpretar grandes obras y dedicamos miles de horas a perfeccionar nuestra técnica.
Pero, ¿a qué costo?
Más del 75% de los músicos experimentan problemas de salud (física y mental) relacionados con su práctica. No es casualidad, nuestra profesión exige movimientos repetitivos, posturas forzadas e incómodas, y horarios irregulares. Y lo que ocurre a nivel físico tiene un reflejo innegable (e inimaginable ) en nuestra salud mental.
Ser músico implica enfrentarse a una presión constante: la comparación con otros, la competitividad del sector, la necesidad de aprobación externa y la sensación de que nunca es suficiente. Esto nos lleva a fijarnos metas a corto plazo de manera permanente, lo que genera ansiedad y nos dificulta disfrutar del proceso.
El perfeccionismo puede llegar a ser una psicopatología. No existe el “perfeccionismo positivo”. Buscar la perfección constante nos convierte en críticos implacables con nosotros mismos, a veces hasta el punto del autosabotaje.
¿Cómo podemos proteger nuestra salud mental?
1. Diversificar nuestras actividades: no todo en la vida puede girar en torno a la música. Tener hobbies, practicar deporte o simplemente disfrutar del tiempo libre sin culpa, ayuda a mantener el equilibrio.
2. Aceptar la realidad: adaptar nuestras expectativas a lo posible y no a lo ideal nos permite vivir la música sin frustración.
3. Alejarse del pensamiento dicotómico: no todo es un éxito o un fracaso. El aprendizaje no es lineal y cada experiencia suma, incluso cuando el resultado no es el esperado.
4. Aprender a gestionar la ansiedad escénica: la ansiedad se aprende, pero también se puede desaprender. Si interpretar en público deja de ser un disfrute para convertirse en un suplicio, es momento de trabajar en ello.
5. Construir una autoestima más allá del escenario: no somos solo músicos. Somos personas con múltiples facetas que merecen ser nutridas y proyectadas.
Conclusión
La música es una de las artes más hermosas, pero también una de las más exigentes. Nos obliga a enfrentarnos a nosotros mismos todos los días, a lidiar con la autoexigencia y a encontrar el equilibrio entre la pasión y el bienestar. Tal vez el verdadero reto no sea ser el mejor músico, sino aprender a ser felices con la música.
Jesús Alcívar